Traducción: Marcos Rodríguez
Hay quienes sugirieron que solo alguien con su propia empresa productora podría haber hecho una película tan valiente y fascinantemente excéntrica como God Told Me To.
Bueno, creo que pasa lo mismo con la mayoría de mis películas. [ríe]
¿Fue particularmente difícil conseguir financiamiento para este proyecto?
No recuerdo que fuera especialmente difícil. Siempre fue difícil conseguir fondos para hacer todas mis películas, pero al final siempre aparecía alguien que nos ayudaba. En la mayoría de los casos, les daba un presupuesto que era mucho menor de lo que ellos creían que era necesario para terminar una película. Entonces, los financistas creían que se estaban aprovechando de mí por aportar pocos fondos a la película – lo cual quería decir que al final iba a tener que aportar fondos por mi parte. Pero normalmente encontraba la manera de hacer la película con lo que ellos me habían dado, así que no gastaba dinero propio y capaz hasta ganaba un poquito. God Told Me To fue financiado por Edgar Scherick y Daniel Blatt, que eran dos productores bastante conocidos. Scherick había producido Relaciones prohibidas (The Heartbreack Kid) y La captura del Pelham 1-2-3. Había sido jefe de programación en la cadena de televisión ABC y me había comprado varios programas. Blatt originalmente había sido el abogado de Scherick y después se abrió por su cuenta, y produjo películas como Aullidos y Cujo. Estos dos tipos habían encontrado un grupo exento de impuestos radicado en Georgia, y ellos les dieron dinero para hacer God Told Me To. Nunca supe quiénes ni qué era ese grupo, pero me alegró mucho que lo encontraran. Scherick y Blatt fueron productores ejecutivos pero después, cuando la película estuvo terminada, ambos la vieron y me pidieron que sacara sus nombres. Les dije: “Bueno, pero entonces tengo que volver a hacer los créditos y me va a costar 600 dólares”. Me dijeron: “¡Te pagamos los 600 dólares!”. Así que terminaron pagando para que sacara sus nombres de la película y, en mi opinión, es la mejor película en la que haya trabajado cualquiera de ellos.
¿Cómo surgió el concepto central de la película, que distintos actos de violencia en apariencia azarosa en realidad fueron ordenados por un extraterrestre mesiánico hermafrodita?
Si leés la Biblia, vas a tener una idea de cómo empezó. No existe personaje –ficticio o real– en toda la literatura más violento que Dios. ¿Quién más cagó a toda la raza humana y ahogó a todos? ¡Vamos! La violencia que Dios infringió en las criaturas que Él creó es mucho más terrible y aterradora que cualquier cosa que puedas imaginar. Imaginate lo aterrador que debe ser Dios. Si llegás al Cielo, debe ser terrible vivir bajo la sombra de ese dictador. En toda la historia nunca existió un dictador tan diabólico y vengativo como Dios, se trata de una criatura formidable. En el terror, nunca nadie creó un personaje tan extremo como Dios.
Asumo que el libro de Erich von Daniken, Chariots of the Gods, fue otra influencia importante al momento de escribir el guión.
Por supuesto. La idea de que la Tierra estuvo poblada originalmente por una antigua raza de extraterrestres me parece muy factible. No es algo imposible pensar que los extraterrestres tal vez vinieron a nuestro planeta en tiempos prehistóricos y copularon con los habitantes de la Tierra. No sé si habrán sido Cromagnones o qué, pero sin duda eran una forma menos desarrollada de la raza humana. Estos extraterrestres podrían haber ayudado a crear a los seres humanos tal como los conocemos hoy, con su intelecto superior y su imaginación, otorgándoles el poder de concebir y crear tecnología. Creo que por lo menos tendríamos que aceptar la posibilidad de que somos el producto de una inseminación extraterrestre que ocurrió hace mucho tiempo. Sin duda, hubo un gran salto en nuestra evolución en algún punto.

Estados Unidos ha disfrutado de una larga fascinación con los OVNIS y los secuestros alienígenas desde la época de Roswell. ¿Por qué te parece que ocurre eso?
La gente siempre se interesa por cosas que están más allá de la perspectiva de su realidad, como la religión y las visitas de extraterrestres. Es el deseo potente que todos tenemos de conocer lo que no se puede conocer. Yo siempre estuve interesado en la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre y ya había tratado el tema antes en Los invasores. A la gente siempre le gusta el misterio, la conspiración y God Told Me To me permitió combinar el concepto de los extraterrestres con el concepto religioso, y explorar dos áreas que son desconcertantes y fascinantes al mismo tiempo.
¿Qué tan importante fue la religión en tu propia vida?
Muy poco. No creo en nada organizado. Sí creo en un poder superior de algún tipo, pero no creo que se parezca en nada a un ser humano. Sin duda no se parece a un viejo con barba y cara furiosa que nos mira desde arriba. En todo caso, en uno de mis guiones más recientes, representé a Dios como una criatura que creó a la raza humana para Su entretenimiento. Todos somos artículos de diversión para Él, algo que Él pueda mirar para ocuparse en algo. Somos el programa de televisión que Dios mira para soportar la eternidad, para que Él pueda disfrutar mientras ve las cosas horribles que nos hacemos los unos a los otros todos los días. Dios creó a los seres humanos y les dio libre albedrío para que pudiéramos salir y arruinarlo todo. Somos personajes ficticios ideados por Dios, pero no somos conscientes de ello.
¿La película estuvo motivada por tu falta de fe espiritual?
No, no lo creo. Me motivó la necesidad de contar esta historia en particular, nada más.
Pero acabás de decir que no creés en nada organizado y ese punto de vista es evidente en God Told Me To, al igual que en la trilogía de El monstruo está vivo (It’s Alive) y en La cosa (The Stuff). No parece que tengas mucha fe en las instituciones y sistemas organizados, ya sean el Gobierno, los medios, el ejército o la Iglesia.
Bueno, alcanza con leer el diario. Cada semana se demuestra que alguien que tiene poder resultó ser un hijo de puta. Todos nuestros líderes tienen dobles vidas. No son los personajes idealistas y benévolos que quieren que creamos que son. Todos tienen amantes o novios secretos, o roban dinero o están haciendo alguna otra cosa que es totalmente deshonesta e injusta. Hay tantos farsantes y mentirosos dando vueltas que creer en cualquier cosa con un grado importante de fe es realmente difícil. Te das vuelta y resulta que una empresa estuvo tapando los defectos de sus autos o los químicos de sus productos están envenenando a la gente. Cuando yo era chico, durante la Guerra, me acuerdo que anunciaban que Camel, Lucky Strike y Phillip Morris estaban mandando 500.000 cigarrillos para nuestros soldados – por semana- en el Pacífico y en Europa. Los mandaban para hacer que toda una generación de jóvenes se volvieran adictos a sus cigarrillos cuando volvieran de la Segunda Guerra Mundial. Las empresas de tabaco mataron a más jóvenes estadounidenses que los alemanes y los japoneses juntos. ¡Es así! Fue una acción premeditada para conseguir que se volvieran adictos al darles cigarrillos gratis y lo hicieron sin pensar en las consecuencias. ¿Qué se puede decir de alguien que hace algo así? Ese tipo de comportamiento hace que uno desarrolle un cierto desprecio por la autoridad, pero es así. Hay que aprender cómo funciona el mundo. Vemos a los pobres tipos que están en sus tumbas en el Día de la Memoria, dieron su vida por su país. Y no podés más que preguntarte: “¿Qué pasó? ¿Cómo puede ser que todos nuestros enemigos ahora son nuestros amigos y todos nuestros amigos ahora son nuestros enemigos? ¿Y cómo pasó que tuviste la mala suerte de quedar atrapado en el medio de todo esto y ahora estás muerto? ¿Para qué moriste? ¿Quién decidió que tenías que morir?” Hay mucho dolor y tristeza y deshonestidad en el mundo como resultado directo de los sistemas organizados –los gobiernos, religiones, el ejército, lo que sea. Las decisiones que toman y aplican causan un dolor inmenso, confusión y muerte. Por supuesto, mi trabajo es poner todo esto en las películas.
Uno de los momentos más perturbadores de God Told Me To es cuando el padre, que acaba de matar a toda su familia, describe con mucha calma cómo engañó a su joven hija para que abriera la puerta del baño para poder matarla.
Sí, claro. Le dice: “Salí del baño, mi amor”. Probablemente sea la tranquilidad del padre lo que hace que sea tan perturbadora –la manera en la que Robert Drivas, que interpreta ese personaje, lo dice. Recuerda un acto espantoso, imperdonable, con tanta calma y nitidez que se vuelve mucho más efectivo que mostrar cómo mató a sus seres queridos. Muchos directores hubieran mostrado esas muertes en pantalla solo por su valor de impacto, pero es mucho más potente cuando no mostrás la violencia. Todo ese horror queda flotando en la imaginación del público. No copié esa situación de ninguna transcripción o caso real, pero es la manera que tienen de pensar esas personas que terminan por matar a sus familias. No hay semana acá en Los Ángeles que no aparezca en los diarios una historia de alguien en el país que mató a toda su familia. A veces matan a toda la familia, incluyendo a los chicos, y después normalmente se suicidan. Eso es terror de verdad porque es un horror que se clava en lo más profundo y es más verdadero. La gente reconoce que estos incidentes terribles sí ocurren de verdad.

Fue la primera vez que trabajaste con Paul Glickman, que sería tu director de fotografía en varios proyectos a lo largo de la década siguiente. ¿Cómo llegaste a él?
No recuerdo exactamente cómo fue que Paul Glickman llegó a mi vida, pero sí recuerdo que un día lo convoqué y él apareció con todo su equipo y me causó una gran impresión. Paul traía un gran sombrero de cuero y un par de jeans rotos con los que se le veía el culo [ríe]. Tenía barba y parecía un hippie. Paul era un salvaje, es decir que era perfecto para trabajar conmigo. De hecho, Paul y yo nos amigamos nuevamente hace poco y pasamos un tiempo juntos en Chicago. Cuando filmamos God Told Me To, le dije que quería que toda la película se filmara con cámara en mano. Si bien no había razón para que todo se filmara así, quería tener esa sensación cándida. Quería esa sensación de inmediatez que haría que la película pareciera un documental, una película callejera sobre el crimen en la ciudad.
El estilo seudo-documental de God Told Me To, con la cámara en mano, la edición brusca y las actuaciones naturalistas es muy impactante.
Sí, y aplicar estas técnicas en una película de género era bastante revolucionario en aquel momento. Eso no se veía en los ’70. Claro que esa idea del estilo documental ya se usó mucho en películas y en televisión desde entonces. Hoy en día es algo normal. Uno lo acepta porque la cámara en mano y las actuaciones naturalistas pueden hacer que cualquier cosa parezca un documental, incluso si es una historia totalmente ridícula. Pero en aquel momento, quería explorar los elementos del horror y la fantasía de God Told Me To de un modo serio y realista, y usé la cámara y el registro como herramientas para hacer que el público sintiera que estos eventos fantásticos eran reales.
La película es un policial de terror y ciencia ficción y es un buen ejemplo de tu habilidad para mezclar diferentes géneros. ¿Eras consciente de estar combinando elementos diferentes en la película?
Primero que nada, debería decir que creo que God Told Me To fue lo que inspiró a Los expedientes X. Fue mucho antes que Los expedientes X, pero el modo en el que trabajamos la ciencia ficción y el terror en esta película y la manera de contrastar eso con la realidad intensa de un policial fue un enfoque que no se había hecho antes. Estábamos investigando en terrenos inexplorados. Pero no trabajo de forma consciente para mezclar géneros. Sólo me siento y escribo ciertas ideas y luego intento armarme una imagen. Cuando escribo, no me pongo a autoanalizar. No pienso en por qué hago algo, o si dos elementos que son muy diferentes van a funcionar bien juntos o no. Son sólo elementos de una historia que se va desarrollando y en general los voy inventando en el momento.

Como suele ocurrir en la mayoría de tus películas, el elenco es muy fuerte. Creo que Tony Lo Bianco está particularmente bien como el detective Peter Nicholas.
Originalmente, el papel del detective lo iba a interpretar Robert Forster. Robert llegó a actuar un par de días en la película, pero no nos llevábamos bien y lo despedí. Entonces, tuve que buscar un nuevo protagonista y me acordé de Tony Lo Bianco, que había protagonizado mi obra de teatro off-Broadway The Nature of the Crime. También había visto a Tony en The Honeymoon Killers y estaba muy bien ahí. Había actuado también en la obra de teatro, así que cuando despedí a Bob Forster supe en seguida que Tony era el indicado para hacer del detective y se sumó muy rápido.
¿Cuál fue el problema con Forster, su actuación o su actitud?
¡El problema con Forster era que masticaba chicle! Se lo dije varias veces: “¡Escuchame, este personaje podría ser un semidiós y los semidioses nos mastican chicle!” Así que Bob se sacaba el chicle de la boca, o hacía como que se lo sacaba. Y unos minutos después, veía que su mandíbula estaba trabajando de nuevo y seguía masticando chicle. No iba a soportar eso mucho tiempo. Le dije: “Mirá, si seguís así, te vas a quedar afuera”. Poco después, estuvimos de acuerdo en que lo mejor para ambos era que cada uno siguiera su camino, y eso fue lo que pasó. También quiero agregar que, habiendo pasado muchos años, Bob ahora es un amigo muy querido para mí. En aquel momento no nos llevábamos bien, aunque ahora sí.
¿Y con Sandy Dennis, que interpreta a la ex esposa del detective? ¿Cómo fue trabajar con ella?
Fue muy bueno trabajar con ella. Sandy era una gran estrella y una actriz maravillosa. Había ganado un Oscar por ¿Quién le teme a Virginia Woolf? y había protagonizado Up the Down Staircase y muchas grandes películas. También había ganado un Tony por Any Wednesday y, la verdad, tuve mucha suerte de que trabajara en la película. Sandy aportó una intensidad sombría al personaje y se comprometió con él. Estaba haciendo teatro en Nueva York en aquel momento y, a veces, cuando los actores están haciendo teatro también están dispuestos a hacer una película, porque el teatro no paga muy bien. Los actores pueden tener un ingreso extra si logran meter una película y yo siempre estoy dispuesto a acomodar mi cronograma según sus horarios. De esa forma, pueden actuar en la matiné del miércoles y el viernes y terminar el rodaje a tiempo para poder estar en el teatro cada noche. Sandy solo trabajó en la película un par de días, así que no hubo problema.
La secuencia del desfile del Día de San Patricio es muy impresionante para una producción de bajo presupuesto. ¿Cómo se dio eso?
No había forma de realizar esa secuencia salvo filmarla durante el verdadero desfile del Día de San Patricio en Nueva York. Nunca hubiera podido montar ese desfile, así que fue todo hecho con una sola toma. Muchos años después, hicieron una escena similar en Batman – El caballero de la noche, cuando el Guasón genera caos en un desfile de la policía. Lo que me parece interesante para una película con un presupuesto tan grande es que su secuencia fue mucho más chica que la que hicimos nosotros, por lo menos en el número de policías que usaron. Nosotros teníamos 5.000 policías en nuestra secuencia y usamos el desfile real. La única manera de hacer eso era infiltrarnos en el evento real y meter a nuestro actor en el desfile. El actor resultó ser Andy Kaufman, que era un completo desconocido en aquel momento pero se terminó convirtiendo en una estrella de la comedia. Andy interpretaba al policía que de pronto aprieta el gatillo mientras está marchando y se vuelve loco. Por supuesto, no teníamos permisos para poner un actor en el desfile, pero pensé que podíamos por lo menos intentarlo y ver qué pasaba.
¿Cómo cubriste el evento?
Tenía tres equipos de cámara, porque todos trabajaban a pie. Cuando empezó el desfile, no se iba a parar por nosotros, así que teníamos que seguir filmando mientras avanzaba. Eso quería decir que una unidad tenía que filmar y terminar, antes de salir corriendo hacia adelante un par de cuadras. Ahí tenían que preparar todo rápido para poder retomar el desfile cuando pasaba por donde estaban ellos. La segunda unidad tomaba la posta y filmaba un trecho, antes de tener que salir ellos también hacia adelante y prepararse para volver a filmar, a no ser que terminaran en alguna terraza para tomar una vista aérea. Había que coordinar y ejecutar todo con mucha velocidad y precisión. Supongo que como estábamos en el medio del desfile y nos movíamos con cámaras, todos asumieron que teníamos los permisos. Nadie más se hubiera atrevido a meterse entre 5.000 policías y empezar a disparar de forma ilegal. Normalmente, cuando estás filmando sin permiso en Nueva York y ves a un policía, salís corriendo en la dirección contraria tan rápido como podés. Acá estábamos en el medio –rodeados por policías- e íbamos a tener gente que recibía disparos y cosas así. Fue absurdo. Creo que la presencia de las cámaras hizo que los policías supieran que se trataba de una película. No se asustaron ni reaccionaron cuando vieron a alguien con un arma en la mano, porque había una cámara a unos metros de ellos y filmaba todo con calma. De hecho, los policías colaboraron bastante. Después de filmar ese día, vine a California y me puse en contacto con las organizaciones de irlandeses-americanos y les pregunté si querrían volver a hacer un desfile. Me dijeron que sí porque solo tenían la oportunidad de hacerlo una vez al año. Les dije: “Ahora tienen una oportunidad de hacerlo de nuevo. Solo tienen que venir al centro de Los Ángeles a una ubicación específica el domingo a la mañana”. Llegaron a la hora convenida con toda su gente, sus instrumentos, la banda y todos los que estaban dispuestos. Entonces volvimos a montar todo en el desfile de San Patricio de Los Ángeles y volvimos a poner a Andy Kaufman ahí. Filmamos más material del caos desatado y bombas de sangre y gente que caía y corría en todas direcciones e instrumentos musicales tirados. Entonces combinamos el material de Los Ángeles con lo que filmamos en Nueva York y armamos una sola secuencia con eso. Aunque no lo creas, no me costó nada porque los irlandeses vinieron todos gratis. Llegaron en colectivos que ellos mismos organizaron. Nosotros sólo tuvimos que filmarlos.

¿Cómo llegó Andy Kaufman a la película?
Bueno, yo había visto a Andy en The Improvisation Club en Nueva York. Hizo su número y recién estaba empezando en el negocio en aquel momento. De inmediato me di cuenta de que Andy tenía algo especial. Me pareció tan extraordinario que sentí que tenía que ir y hablar con él después de su presentación. Me acerqué y le dije: “Estoy haciendo una película que se llama God Told Me To y me gustaría que estuvieras en ella. Sé que nunca actuaste en cine, pero me gustaría poder decir que fui el primer director que te dio un papel en cine”. Cuando escuchó de qué se trataba la película y lo que tenía pensado hacer, Andy se dio cuenta de que por fin había conocido a alguien que estaba más loco que él [ríe]. Todos creían que Andy estaba loco –y lo estaba- ¡pero yo estaba más loco! Nadie se hubiera imaginado que íbamos a poder piratear una escena durante el desfile de San Patricio en medio de miles de policías. Había que estar loco y creo que Andy se dio cuenta de eso. Cuando aceptó actuar, le dije: “Bueno, primero tenemos que conseguirte un uniforme de policía. Decime tu talle de camisa y saco”. Y él me dijo: “No sé, siempre uso la ropa vieja de mi papá”. Lo miré y me pareció que teníamos más o menos el mismo tamaño, así que le conseguimos un uniforme de policía y fuimos a la Quinta Avenida. Le cambiamos el vestuario en un comedero que quedaba cruzando la calle y, cuando llegó el momento, fuimos caminando tranquilamente hacia el desfile. Claro que Andy dice una sola línea de diálogo en la escena. No teníamos equipo para el sonido, así que no podíamos registrar su voz. Su personaje está tirado en el piso, muriendo, y Andy hace el gesto con la boca para decir: “Dios me lo ordenó”. Después, cuando hicimos la mezcla, yo mismo grabé la frase pero cuando Andy vio la película terminada, me dijo: “¿Cómo grabaron mi voz?” Le dije: “Andy, no es tu voz, es la mía”. Me dijo: “No, reconozco mi voz cuando la escucho. ¡Es mi voz! ¿Cómo hicieron eso?” Traté de explicarle que no teníamos micrófonos cuando filmamos la escena, pero él insistía con que era su voz la que estaba en la película. Andy quedó asombrado por cómo habíamos logrado hacer eso y cuando nos hablábamos después, casi siempre me mencionaba el tema.
¿Siguieron amigos con Kaufman?
Sí. De hecho, hablaba siempre con él por teléfono y decíamos que queríamos hacer otra película juntos. Andy no había tenido mucho éxito en el cine, pero sí tuvo éxito en los clubes y en televisión con Taxi. Yo había escrito un guión que se llamaba Miracles in Brooklyn y Andy iba a interpretar a cinco o seis personajes diferentes en la película. Era una comedia al estilo de Mel Brooks y se trataba sobre tres milagros que ocurrían en Brooklyn, Nueva York. Era un guión muy divertido y hubiera sido un buen vehículo para mostrar el talento de Andy. Me llamaba y me decía: “¿Cómo viene la financiación? ¿Vamos a empezar? Estoy ansioso por empezar con la película”. Yo le informaba los avances que había. Claro que mientras hablábamos por teléfono y me expresaba su emoción, él estaba sentado en una silla de ruedas muriendo de cáncer, y lo sabía. Sabía que no habría oportunidad de que pudiera hacer una película con nadie, pero me hablaba constantemente del proyecto. Estaba muy enfermo en aquel momento, pero nunca hubiera podido imaginarlo a partir de nuestras conversaciones. A lo mejor quería convencerse a sí mismo, pero era un delirio. Andy no estaba en estado para trabajar. Después alguien me llamó y me dijo que Andy había muerto. No podía creerlo, porque habíamos hecho muchos planes para volver a trabajar juntos y ya nunca iba a poder ser.
Richard Lynch interpreta a Bernard, el extraterrestre reluciente. ¿Cómo llegaste a él para el papel?
Había visto a Richard en un par de películas, como Espantapájaros, una road movie sobre dos vagabundos interpretados por Al Pacino y Gene Hackman, que se había estrenado dos o tres años antes de que filmáramos God Told Me To. Richard interpretaba a un villano psicópata muy peligroso con el que se encuentran los vagabundos. En un momento de la película, el personaje de Richard golpea brutalmente a Pacino hasta casi matarlo. Me parecía que Richard tenía una apariencia muy interesante. Sus actuaciones tenían un aspecto extraño y amenazante y sentí que eso iría perfecto para el extraterrestre. Cuando me puse en contacto con él, estaba viviendo en Nueva York y nunca había trabajado en California. Aceptó participar en God Told Me To y eso me puso muy contento. Un día, me acuerdo que estábamos filmando el enfrentamiento entre el extraterrestre y el detective en un edificio abandonado en Manhattan. Por desgracia, no había vestuarios para los actores. Solo teníamos habitaciones destruidas donde podían cambiarse de ropa. Entré en una de estas habitaciones cuando Richard se estaba cambiando y vi que se estaba desvistiendo hasta la cintura. Cuando lo vi, noté que todo su cuerpo estaba cubierto de cicatrices gruesas que lo atravesaban. Al parecer, se había prendido fuego a sí mismo en algún ataque –imagino que habrá estado drogado- pero sea lo que sea que pasó, Richard se había autoinmolado. Por suerte, sobrevivió a ese evento, pero le creció tejido de cicatriz por todo el cuerpo. El pecho del extraterrestre que se ve en la película, con esa hendidura grande y peculiar con forma de vagina en el centro, así era el pecho de Richard Lynch. No aplicamos maquillaje a su torso para esa escena. Miré las cicatrices de Richard y dije: “¿Te molestaría mostrar tu cuerpo como si fuera el cuerpo de un extraterrestre?” Y me dijo: “Sí, no hay problema”, y lo hicimos.
¿Cómo lograron los efectos del extraterrestre etéreo?
Paul Glickman me había dicho que podía lograr el efecto del extraterrestre en cámara usando solo las luces. Eso quería decir que no teníamos que hacerlos en postproducción, lo cual me gustó. Paul puso un gel especial sobre las luces y subió la luz para que Richard quedaba sobreexpuesto y tomara un brillo fuerte y casi angelical. Cuando Tony Lo Bianco estaba en el mismo cuadro que él, Tony tenía luz normal y Richard estaba sobreiluminado, para que quedara sobreexpuesto. El color que agregaron a las luces hizo que Richard quedara amarillento y brillante, con una luminosidad de otro mundo. Todos esos efectos se hicieron en el set y quedaron muy bien.

¿Por qué terminaste haciendo algunos de los efectos especiales en los Estudios Pinewood en Inglaterra?
En aquella época, era mucho más barato filmar en Inglaterra. Se podía filmar ahí por, digamos, un quinto de lo que costaba filmar en Hollywood. Y también me gustaba Inglaterra. Me gustó mucho vivir ahí y estar con Bernard Hermann cuando hizo la música para El monstruo está vivo. Me había hecho amigo de los amigos de Bernie y eso me dio otra buena oportunidad para visitar Londres. Así podía combinar la filmación con un lindo viaje –y además podía ahorrar algo de plata. Así que fui a Pinewood y trabajé con varios de los especialistas en efectos que habían trabajado en películas clásicas del pasado, hasta en películas como El ladrón de Bagdad de Alexander Korda. Uno de los caballeros que estaban ahí era Les Bowie, un legendario especialista en efectos del cine británico. Estos tipos eran bastante viejos y fue una delicia trabajar con ellos. Fue muy divertido. Siempre me gusta trabajar con viejos experimentados que tienen una rica historia en la industria del cine. Siempre se aprende mucho de ellos. Me encantó trabajar con el gran George Folsey Sr. en Bone, y ahí estaba con todos estos grandes artistas en Pinewood y tenía la oportunidad de mirarlos trabajar y escuchar sus historias. El único problema con Pinewood es que el estudio de sonido no estaba calefaccionado y todos trabajaban con el abrigo puesto. Todos se congelaban y eso no era muy agradable, la verdad, pero lo demás fue maravilloso. El equipo británico hasta votó para darme 30 minutos extra. En el cine inglés, el equipo tiene que votar a ver si acepta trabajar 30 minutos extra para vos. Si una persona del equipo no está de acuerdo –solo una- no te lo dan. Por suerte, todos aceptaron y me dieron 30 minutos extra. [pausa] Sea lo que sea que signifique eso.
¿Usaste material de archivo para God Told Me To?
Sí. Aparece en la secuencia del flashback en la que Sylvia Sydney le cuenta al detective la historia de cuando la secuestraron de joven los extraterrestres y la llevaron a su nave espacial para inseminarla. Por desgracia, había comprado material de archivo que resultó ser de la serie de televisión británica de ciencia ficción llamada Space: 1999. La había protagonizado Martin Landau, pero yo nunca había visto ni escuchado nada sobre esta serie. Todo lo que sabía es que había encontrado algo de material decente de una nave espacial y pude incorporarlo a la película que filmamos en Pinewood. No tenía presupuesto para crear una nave para esa secuencia. Sin embargo, no sabía cuánta gente iba a reconocer esa nave de mierda del programa de televisión. Space: 1999 no era muy popular en Estados Unidos, pero cualquier persona que ve God Told Me To siempre me menciona la nave espacial. La verdad, no me molesta tanto. En realidad, no hubiera sido demasiado diferente si usaba el material existente o si contrataba un estudio de efectos especiales para que creara tomas nuevas. De cualquier forma, no iba a hacer los planos yo mismo, era un trabajo tercerizado. Cuando ellos terminan su trabajo, te lo dan y vos podés incorporarlo en la película. Es lo que pasa en la mayoría de las películas de ciencia ficción. El director no dirige muchas de las escenas en las que hay efectos especiales. La mayoría los hacen en Industrial Light & Magic, o en otra empresa, que crea toda la secuencia a pedido. Eso quiere decir que algunos de los elementos claves de una película no los hace –y en algunos casos ni siquiera los supervisa- el director. Como siempre digo, a mí me gusta hacer todo yo. No pude gastar dinero en crear una escena de nave espacial, y en lugar de eso compré una. Si hubiera pagado para que la empresa de George Lucas hiciera esa escena para mí, aun así no tendría más relación con mi trabajo –ni tal vez con mis ideas- que lo que hay ahora en la película.
En el enfrentamiento final, Bernard ofrece engendrar el hijo de Peter para crear otro híbrido-dios. ¿Considerás que era un concepto bastante radical para una película de terror y ciencia ficción de los ’70?
Supongo. Nunca había escuchado nada ni remotamente parecido en una película antes. Pero es importante mencionar que yo no soy un lector aficionado a las novelas de ciencia ficción, así que a lo mejor ya había muchos libros que incluían conceptos similares. Sí me parece interesante que Robin Wood, entre todos los críticos, sintiera que la película tenía una temática homosexual. En su análisis, Wood dice que la idea central de God Told Me To tenía que ver con el ascenso de la homosexualidad y cómo va a tomar el control de la sociedad. Muchas veces me causan gracia los diferentes análisis que las distintas personas hacen de mis películas, algunos los entiendo y otros me cuestan. La idea del apareamiento entre el detective y el extraterrestre venía del hecho de que Richard Lynch tenía literalmente un agujero en el pecho que parecía una vagina. Eso fue todo. Lo vi y pensé: “Acá tenemos algo nuevo que podemos usar”. Es fascinante cómo ciertas ideas que tal vez no hubieras considerado o planeado antes del rodaje aparecen cuando estás haciendo una película. Ya habíamos establecido que el extraterrestre era el producto de un nacimiento virginal. Eso lo unía directamente al concepto religioso de la Inmaculada Concepción, y el hecho de que la identidad sexual del extraterrestre no estaba determinada. Estos nuevos agregados a la historia seguían la lógica establecida.
Al hablar con vos, me da la sensación de que estos hechos azarosos tienen un papel muy importante en tu proceso de creación.
Ese es el costado místico de hacer películas, en particular cuando no tenés la autoridad de un estudio por detrás o por encima de vos. Si no tenés que pedir autorización para cada acontecimiento e idea que aparece, podés salir y mirar cómo tu película empieza a cobrar vida mágicamente. A veces estos eventos afortunados se pueden incorporar a la película, pero solo si tenés libertad para hacerlo. A nadie le gustaría llamar por teléfono o escribir un memo al estudio por cada idea interesante que se te ocurre, o si querés tomar un plano extra de un auto andando solo, o un atardecer, o un perro ladrando, o lo que sea y te piden que solicites un permiso. Eso hace que todo el proceso sea tedioso y restrictivo.
En la película, Peter parece atravesar grandes conflictos emocionales por las diferencias entre su estilo de vida y su fe. ¿Estás de acuerdo con esa idea?
Tiene conflictos, culpa, vergüenza, pero no esconde su fe. Su novia, interpretada por Deborah Raffin, sabe que es un católico devoto y le pregunta en una escena al comienzo: “¿Dónde está todo el placer que se supone que esta fe tiene que darte?”. La está engañando para que crea que va a divorciarse de su esposa, pero no tiene intenciones de divorciarse porque eso iría en contra de su fe. Peter está tan envuelto en sus creencias que siente una fuerte atracción por los aspectos religiosos de su vida. Pero, por supuesto, no es exactamente eso. En realidad, él no es del todo humano, es en parte extraterrestre, lo cual hace que sea diferente a todos los demás. No es Dios quien lo llama, es una fuerza alienígena. Es algo que lo confunde, pero finalmente él aprende a lidiar con eso hacia el final de la película.

La revelación final es que Peter –al igual que Bernard- es un híbrido extraterrestre.
Sí, y eso también tiene que ver con los elementos de la historia del superhéroe. Por ejemplo, Superman es un extraterrestre que fue criado por padres humanos, pero es claro que no es de este mundo. Como Peter, Superman tiene que enfrentar el hecho de que es diferente a las demás personas. Imaginen si realmente existiera una criatura como Superman, y hubiera crecido en Estados Unidos con superfuerza, visión de rayos X y la habilidad de volar y saltar sobre edificios de un solo impulso. Hubiera crecido en una sociedad cristiana en la que está expuesto a la historia de Jesucristo. Superman bien podría llegar a la conclusión de que él mismo es Dios. Tiene poderes superiores a los de los hombres y eso quiere decir que debe ser la encarnación de Dios, como Jesús. Me parece bastante lógico que Superman podría considerarse Dios, porque sigue la mitología del cristianismo. Cuando digo “mitología” no quiero decir que el cristianismo sea una ficción. Simplemente no tengo idea de cuáles son los verdaderos hechos de la existencia, o cuáles son los verdaderos hechos de Dios o los verdaderos hechos de la verdadera religión, si es que existe tal cosa. Tiendo a creer que no existe la ortodoxia. Nadie puede hablar en nombre de Dios. Nadie puede saber qué quiere Dios o cuál es la verdad de la creación. Y sin embargo, hay personas que consideran que pueden ponerse en la posición de decirte qué es lo que quiere Dios o lo que Dios exige de vos y lo que tenés que hacer para complacer a Dios. Toda sociedad parece tener su costado religioso y algunas hasta están dominadas por él. Todos están tan preocupados por lo que quiere Dios que se fuerzan a tener vidas infelices. Pero siguiendo la mitología, si puedo usar esa palabra, tenemos a un Jesús que nació de gente normal pero tiene cualidades divinas, y creo que Superman es una analogía válida. Si alguien con superpoderes crece en ese ambiente, es inevitable que llegue a la conclusión de que debe ser divino. Eso es lo que le pasa a este extraterrestre. Bernard en verdad cree que es Dios y hace que las demás personas crean que él es Dios, pero no lo es. Es sólo un extraterrestre. [pausa] Si es que se puede usar la palabra “sólo” para describir a algo tan único como un extraterrestre.
Después de la muerte prematura de Bernard Herrman, ¿adónde te llevó la búsqueda de un compositor? Se dice que tu siguiente opción era Miklos Rozsa pero que él rechazó el trabajo con la frase: “Dios me dijo que no lo haga”.
No fue Miklos Rozsa el que dijo eso. Fue Sam Arkoff. Cuando quise que Sam distribuyera la película, él me dijo: “Dios me dijo que no lo haga”, lo cual me pareció muy simpático [ríe]. No creo haberme contactado con Miklos Rozsa hasta mi siguiente película, The Private Files of J. Edgar Hoover, ya que pensé que ese proyecto era más apropiado para él. Me hubiera encantado que Rozsa hiciera la música para God Told Me To, pero Bernard Hermann tenía una agente en Inglaterra, una mujer muy amable, que también representaba a un compositor inglés llamado Frank Cordell. Me dijo: “Lamento mucho que hayamos perdido a Benny, pero si necesitás a alguien para cubrirlo, pensá en Frank Cordell. Es un compositor maravilloso y creo que le encantaría trabajar en tu película”. Frank había recibido una nominación al Oscar por su música para Cromwell. Había escuchado la música de Cromwell y me gustaba mucho. Me pareció que podía hacer un buen trabajo y lo hizo. Me acuerdo que le dije que quería que hiciera música al estilo Hermann. También le dije que Benny había grabado la música para El monstruo está vivo en la iglesia Cripplegate. Así que Frank también grabó la música de God Told Me To en esa iglesia, porque tiene una acústica maravillosa.
¿Cómo fue que New World Pictures compró God Told Me To?
Yo no tuve mucho que ver con eso. Fueron el Sr. Scherick y el Sr. Blatt los que estaban buscando distribución para la película. En aquel momento, New World Pictures era la empresa de Roger Corman, pero Roger no tuvo nada que ver con la realización de God Told Me To. La película estaba terminada y él solo compró los derechos para el estreno nacional –y pagó bien. Roger era famoso por comprar películas por casi nada, pero en este caso pagó una suba bastante importante. Debe haber sido una de sus compras más altas, pero después hizo un muy mal trabajo al distribuir God Told Me To. Roger no entendía la película. Después estrenamos en un par de ciudades con una campaña publicitaria bastante desagradable que decía, básicamente: “Los líderes de todas las religiones organizadas les prohibieron a sus feligreses ver esta película” y esas cosas. Era una campaña increíblemente negativa. Yo no entendía qué esperaba conseguir Roger. Deberían haber vendido la película como una de terror y suspenso, pero en cambio la vendieron como si fuera una película que iba a ofender a todos.
¿Dónde la estrenaron?
Por alguna razón desconocida, New World estrenó la película en Texas. No sé por qué la estrenaron en un lugar dentro del Cinturón Bíblico. La gente en Texas es más religiosa que la gente de, digamos, Nueva York o Chicago, donde podrías encontrar un público más liberal. Cuando la estrenaron en Texas, no le fue bien y de inmediato Roger convocó una reunión. Esta fue la única vez que lo vi por esta película. Cuando llegué, Roger me dijo que quería cambiar el título. Me dijo: “God Told Me To no es un buen título. Tenemos que pensar uno nuevo”. Le dije: “Bueno, ¿y si la llamamos Alien? Es un extraterrestre, creo que podría funcionar.” Roger dijo: “No, no podés ponerle de título Alien, todos van a pensar que se trata de inmigrantes que se cuelan desde México.” Le dije: “Roger, creo que Alien es un gran título”, pero no me hizo caso. Al final la llamamos Demon y, por supuesto, un par de años después Ridley Scott estrenó Alien y fue uno de los títulos más reconocidos y fundamentales de la historia del terror y la ciencia ficción. Así que creo que Roger se equivocó en esa, ¿no? [ríe] En mi opinión, se equivocaba con todo. Trabajó muy mal para el estreno de la película pero al final la estrenamos en el Cinerama Theatre en Broadway. Así que se dio en cines y tuvo su oportunidad. Por desgracia, no tuvimos una buena campaña publicitaria o de televisión. El trailer lo editó Joe Dante que, en aquel momento, trabajaba para Roger en el departamento de trailers de New World. Así fue como lo conocí.

Algunos creen que God Told Me To es de dominio público. ¿Es así?
No, no es así, pero tenés razón, muchos piensan que sí. Hubo mucha confusión al respecto, pero se renovaron los derechos y los tenemos asegurados. Sin embargo, tuvimos problemas con una cadena de kioscos en Estados Unidos que distribuía una versión pirata en DVD. Una empresa les había vendido la idea de que God Told Me To era de dominio público y tuvimos que tomar acciones legales. Ellos dejaron de distribuirla, pero después me mandaron todas sus copias de la película. ¡Llegaron literalmente miles de DVD a mi casa! Todo mi sótano está lleno de DVDs de God Told Me To que la cadena decidió mandarme porque no sabían qué hacer con ellos. Ahora, cada vez que voy a una presentación o algo, trato de regalar tantas copias gratis como puedo para poder sacarlas de mi casa.
¿Es verdad que Gaspar Noe se reunió con vos en 2010 para hablar de la posibilidad de hacer una remake?
Sí, es verdad. Gaspar Noe estaba en Nueva York y me llamó y me preguntó si podíamos reunirnos. Nos encontramos en un cafecito del West Side y hablamos durante una hora y media. Noe dijo que estaba tratando de conseguir fondos de una empresa en Francia. A lo mejor era Wild Bunch. Después se fue y nunca más supe de él. No había escrito un guión ni nada, pero por lo que me dijo, sólo quería que le diera los derechos de God Told Me To y él iba a hacer su propia película. Vi varias de las películas que filmó Noe. Él me dio las copias.
¿Y qué te parecieron?
No sé. La verdad, me parecieron un poco vulgares y explícitas sexualmente. Al parecer, Gaspar Noe tiene muchos seguidores así que sería un honor si quisiera hacer una remake. Leí en algunas columnas rumores de que quería hacerla. Pero, como dije, nunca supe más nada de él.
God Told Me To es una de tus películas menos valoradas. En lo personal, creo que es una de las grandes películas de terror de los ’70.
Muchos dicen que God Told Me To es la película que más les gusta de mi filmografía. Una vez se me acercó Oliver Stone y me dijo que era una de sus películas favoritas. De hecho, recibo más pedidos de festivales de cine de todo el mundo por esa película que por cualquier otra que haya hecho. Hace poco la mostraron en el Festival de Cine de Viena, donde proyectamos quince de mis películas, y de entre todas las que se proyectaron la que tuvo peor recepción fue God Told Me To. El público se sintió ofendido. En Viena son muy religiosos y creo que la película afectó su sensibilidad. Con todas las demás me fue muy bien, pero con esa no. La reacción fue muy mezclada y creo que ofendí a muchos por mi supuesto menosprecio por la religión y, sí, puede ser. God Told Me To se parece bastante a Bone en el sentido de que lo que traés al cine cuando entrás a verla condiciona lo que te llevás cuando salís. Tus sentimientos sobre el racismo quedan expuestos cuando ves Bone y tus sentimientos sobre la religión quedan expuestos cuando ves God Told Me To. Nuestra percepción del arte siempre está condicionada por nuestras creencias y pasa lo mismo en todas las artes, sean películas, novelas, pinturas o lo que sea. Imaginá que vas a una galería o un museo a mirar pinturas: dependiendo de quién seas, cómo fuiste criado y cuál es tu fe, todas estas cosas van a afectar la forma en la que reaccionás frente a lo que ves. Algunos ven obscenidad en las pinturas, otros ven valor y humanidad y otros las ven como grandes obras de arte. Es fascinante y frustrante al mismo tiempo, pero todas las personas son diferentes.
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Michael Doyle: Larry Cohen: The Stuff of Gods and Monsters, BearManor Media, 2015