Favio contra el desprecio ilustrado, por Marcos Vieytes

Desde el principio, Pajarito Gómez (Rodolfo Kuhn, 1965) pone en escena lo que suele quedar detrás de ella. Madreselva (1939), la obra maestra de Amadori, y algunos clásicos argentinos más ya lo habían hecho, pero sin tomarlo como objeto central problemático: la espuma de la Nouvelle Vague se deshacía en las playas periféricas argentinas exponiendo […]

Palo y hueso: una Decall y otra de arena, por Marcos Vieytes

Tarde techada. Cuando las nubes cubren el cielo todo es cobija, da gusto. Me fui a dormir al Palo (y hueso). Me despierto con gusto a Cedrón y olor a Rosita. “Todos los ladrones están enamorados de Rosita, están”, canta el Tata Tuñón. “Y yo también”, porque el cinéfilo es ladrón de besos, punga de […]

La tricolor cinéfila, por Marcos Vieytes

Salvo excepciones, los colores de cada plano de El sonido del miedo (Blow out, 1981) son los de la bandera estadounidense, que no sale bien parada de esa obra maestra. Para De Palma, como para nosotros, la gran bandera cinéfila es otra. Tanto es así que cuando entramos al departamento de Sean Connery en Los […]

Baldosa floja: Cine argentino (quinto salpicón), por Marcos Vieytes

Chingolo (1940) tiene varias cosas lindas y un gran problema: promete ser una película crota, pero no cumple (se lucen en esa carta de amor que Ana Poliak les escribe llamada ¡Qué vivan los crotos!, caso última gran película argentina sobre la ternura, que tiene entre nosotros una maravillosa genealogía). El guión de Pondal Ríos y […]